En 2014, con solo 18 años, Razorz y Amanda Failure lanzaron el primer disco de EPILEPTICS, un proyecto que desde el inicio sonó a algo fuera de lugar. Ruido digital, vocales filtradas, sintetizadores descompuestos y ritmos que brincaban entre rave noventero, eurodance, industrial y algo más que no tenía nombre. Fue tan inclasificable que terminó adoptado por la ola witch house, aunque lo que hacían no respondía a ninguna fórmula.
Ese álbum, homónimo, reunió 12 tracks originales que circularon con fuerza en Europa y llegaron también a Estados Unidos, Brasil, Chile y México, donde abrieron los conciertos de Crystal Castles y The Prodigy en el Plaza Condesa. No era un fenómeno masivo, pero sí uno que conectó con una escena alternativa que entendía la distorsión como lenguaje.
Su estética visual —explícita y tensa— fue igual de potente. Algunos de sus videos terminaron censurados en YouTube, pero siguen vivos en otras plataformas. Y el disco, con los años, no perdió fuerza: sigue sonando experimental, atemporal y alineado con lo que pasa hoy en los márgenes de la electrónica y el pop.
Conéctate con EPILEPTICS en https://www.instagram.com/epileptix/
Escucha el álbum debut homónimo de EPILEPTICS aquí:
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